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La Yamahiriya ha caído. ¿A quién le tocará el turno?

Неизвестное будущее человечества

Pero las dificultades existen en los principados nuevas. Y si no es nuevo del todo, sino como miembro agregado a un conjunto anterior, que puede llamarse así mixto, sus incertidumbres nacen en primer lugar de una natural dificultad que se eneuentra en todos los principados nuevos.
Dificultad que estriba en que los hombres cambian con gusto de Señor, creyendo mejorar; y esta creencia los impulsa a tornar las armas contra él;en lo cual se engañan, pues luego la experiencia les enseña que han empeorado.

Nicolás Maquiavelo. “El Príncipe

 La Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista ha caído. Una pequeña manifestación de 600 personas en la ciudad de Bengasi el 15 de febrero en contra de la detención del abogado y defensor de derechos humanos Fathi Terbil durante tan sólo unas semanas se transformó en un movimiento masivo que el líder de Libia, Muamar el Gadafi,  no logró detener. Sí que se libraban combates, a veces con éxito, a veces no, y los ejércitos gubernamentales conseguían detener a los insurgentes, retomar las poblaciones tomadas por ellos antes, pero sólo hasta que la OTAN interviniera en la situación. La Alianza del Atlántico Norte no dejó ninguna  posibilidad a Gadafi y, apoyando a los rebeldes en todo, logró cambiar el régimen.

La marcha de las acciones militares

Entonces los acontecimientos se desarrollaban a una velocidad increíble. Sólo al cabo de una semana y media después de las primeras batallas, el 26 de febrero de 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la resolución 1970. Ella, en particular, embargaba los suministros de armas a Libia, imponía sanciones contra Gadafi y su comitiva y hacía un llamamiento para acabar inmediatamente con la violencia en el país. Sin embargo, el Consejo de Seguridad no se paró y el 17 de marzo aprobó la resolución 1973 que imponía la zona de exclusión aérea sobre Libia y permitía el uso de todos los medios para defender a la población civil, a excepción de “la posibilidad de estancia de las fuerzas extranjeras de ocupación en cualquier forma en cualquier parte del territorio de Libia”. De hecho, eso significaba el comienzo de una intervención humanitaria que permitía con ayuda de los ataques aéreos exterminar cualesquiera ejércitos que representaran amenaza para la población civil.

 La operación de las fuerzas de la OTAN empezó prácticamente enseguida – el 19 de marzo fueron realizados los primeros ataques aéreos y, al cabo de cuatro días de acciones militares, el comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de Gran Bretaña, Greg Bagwell, declaró con osadía que las Fuérzas Aéreas de Libia como una fuerza de combate ya no existían. Los bombardeos duraron unos meses y afectaron no sólo los objetivos militares. No se dice nada de la cantidad de los civiles que murieron durante las intenciones de matar al coronel Gadafi, pero no cabe la menor duda de que hubo muertes.

En pro y en contra

 La reacción de la comunidad internacional a estos acontecimientos no fue simple. Según los expertos, la principal causa del éxito fue la firme e incondicional victoria de la OTAN en la guerra informática, que la coalición logró sin ningún problema teniendo en cuenta los recursos que tenía. La Corte Penal Internacional aportó su óbolo al calificar las acciones de Gadafi como un crimen contra la humanidad y al ordenar su arresto.Las críticas más tajantes de las acciones del Occidente las pronunció Rusia que se abstuvo de votar la resolución 1973 en el Consejo de Seguridad de la ONU. El Ministerio de Asuntos Exteriores del país más de una vez, aunque sin éxito, se oponía a  las acciones de la coalición e instaba a poner fin al uso indiscriminado de fuerza, es decir, bombardear objetivos civiles, tales como hospitales, puentes, carreteras. El presidente del gobierno ruso, Vladímir Putin, ha declarado que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia es “sin duda, deficiente y dañina”. Según él, si nos fijamos en lo que está escrito en ella, “en seguida resultará claro que la resolución les permite a todos llevar a cabo todas, cualesquiera acciones en contra de un estado soberano”. “En fin, todo eso me recuerda un llamamiento  medieval a una cruzada, cuando alguien llamaba a alguien a ir a determinado lugar a liberar algo”, - explicó Putin. Es curioso que el líder de Libia, Muamar el Gadafi, caracterizando las acciones de la OTAN que fueron aprobadas por la ONU, hacía las mismas comparaciones. En su discurso de audio, el 20 de marzo, él calificó las acciones de la coalición internacional no sólo de “una nueva cruzada”, sino también de “un acta terrorista cuyo verdadero fin es el petróleo de Libia”.

 Sin embargo, Vladímir Putin no defendió a Muamar el Gadafi tampoco. “El actual régimen libio no puede ser considerado un país democrático por ningún parámetro. Es evidente, - subrayó el premier, añadiendo que “eso no significa que alguien pueda ingerirse desde el exterior en un conflicto interno (incluso armado) en defensa de una de las partes”. A este respecto, él criticó las acciones de EE.UU. con especial dureza. Según Putin, la política norteamericana de intervención en los conflictos de otros países se hace una tendencia constante. “Me preocupa no sólo el propio hecho de ingerencia armada, - hay muchos conflictos armados, siempre los hubo y desgraciadamente los habrá durante mucho tiempo, - sino la facilidad con que hoy se toman decisiones de utilizar la fuerza en los asuntos internecionales con el pretexto de defender a los civiles”. “ ¿Dónde está la lógica y la conciencia? No hay ninguna de las dos”, - enfatizó el premier de Rusia, recordando que ya hay víctimas entre la población civil para la cual supuestamente se realizan estos bombardeos.

 Pero el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, ha declarado que no cree que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sea errónea.  “Además, creo que esta resolución refleja en general nuestro concepto de lo que pasa en Libia, pero no en todo, por eso no hemos aprovechado nuestro derecho de veto, y eso fue una renuncia calificada a vetar, – declaró el líder del país en una de sus intervenciones. – Todo lo que sucede en Libia es el resultado de un comportamiento feo de las autoridades del país y de los crímenes cometidos contra su propio  pueblo. No hay que olvidarlo. Todo lo demás son consecuencias”. Por eso los representantes del Estado hacían el hincapié especial en la violación de los términos de la resolución 1973, incluso el abuso de los métodos de fuerza, las intenciones evidentes de la OTAN de matar a Gaddafi y las muertes de civiles.

 Los líderes de algunos países, como, por ejemplo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, calificaron la intervención de la OTAN como agresión. Morales se manifestó por el cese inmediato de la agresión militar de las fuerzas de la coalición en Libia y por la creación de una comisión internacional para arreglar la situación en este país árabe. “Siendo un país pacífico nosotros pedimos que se pare inmediatamente la intervención y la agresión militar en Libia y hacemos un llamamiento para crear una comisión internacional de alto nivel que sea encabezada por el Secretario General de la ONU, por los representantes de la Liga Arabe y la Unión Africana para la solución pacífica de las controversias y los problemas que existen en Libia”, –  les dijo Morales a los periodistas en una de las ruedas de prensa. Según él, “no se puede defender los derechos humanos violándolos a la vez, tirar bombas sobre los hospitales y matar a la población civil”. Calificando la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU como “errónea”, él expresó la opinión de que “las potencias imperialistas, como EE.UU., aprovechan cualquier pretexto para apoderarse de las reservas de petróleo de Libia”.

 El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, instó a mantener la unidad “contra la intervención militar en Libia”, que realizan EE.UU. y sus aliados. “Se puede hablar de una nueva forma de colonialismo, insolente y cruel,- declaró el líder de Venezuela durante su visita a Buenos Aires. – Hoy día EE.UU. y sus aliados de la OTAN y la Organización de las Naciones Unidas sienten una libertad absoluta y realizan bombardeos de países con pretexto de salvación de los pueblos, pero en realidad tienen el objetivo de derrocar los gobiernos”. “Estamos observando la realización gradual del cronograma de globalismo de la creación de un “caos manipulado” para intervenir en los asuntos internos de los países que reciben “la marca negra”, - añadió Chávez. Está convencido de que la coalición occidental ha atacado al país árabe para apoderarse de los ricos yacimientos de hidrocarburos y exterminar físicamente a Gadafi. “Por desgracia, - dijo Chávez, - la ONU respalda la guerra, a pesar de que está en contradicción con los principios básicos de esta organización”.

 También criticó la intervención en Libia la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Según ella, cuando ve que “los centros de presunta civilización siguen resolviendo las diferencias a los bombazos”, se siente “orgullosa de ser americana del sur”.

 En Santiago de Chile tuvo lugar una manifestación bajo el lema “Por la Paz y Contra la Guerra”, pero las autoridades chilenas no hicieron declaraciones duras. El ex presidente del Perú, Alan García, durante la operación militar de las fuerzas de la OTAN contra Libia declaró que no apoyaba la violencia de Muamar el Gadafi hacia sus ciudadanos y que había tomado  la decisión de romper las relaciones diplomáticas con Libia, anunciando que se podría reanudarlas sólo cuando el líder de la Yamahiriya terminara sus acciones.

 Haciendo balance, se puede citar las palabras de la Wikipedia, una abierta fuente de información, que no pretende ser la verdad absoluta pero que presenta diferentes puntos de vista, cuantos sea posible. En ella se dice que “la comunidad internacional, a excepción de algunos países, condenó las acciones de Gadafi y de sus tropas leales”, pero, sin embargo, “la operación/ la OTAN/ no recibió aprobación general en el mundo”. En fin, resulta que las acciones de Gadafi eran malas y la respuesta a ellas por parte de la coalición era aún peor... Sería bueno si todo siguiera siendo como es ahora. Pero, desgraciadamente, como se dice en una poesía del poeta ruso, Alexander Blok, “Sólo soñamos con la quietud”...

“El pobre” pueblo libio

 Y ahora intentaremos abordar un tema más interesante referente a las causas del conflicto y sus consecuencias en el sentido global. Queremos empezar por el punto de partida – la situación en la misma Libia antes del comienzo de la oposición. ¿Qué es lo que suele incitar al pueblo a una revuelta, al derrocamiento del régimen vigente? El paro, malas condiciones de vida, precios altos, indisponibilidad del servicio social, corrupción, estratificación étnica, religiosa y de clase en la sociedad. En este sentido podemos recordar tanto Sudán como Túnez, Egipto y muchas revueltas de Estado en países africanos al sur del Sahara.

 Pero basta sólo echar un vistazo a los datos estadísticos sobre Libia para entender que el país vivía bastante bien, sobre todo, comparándolo con el resto de Africa. Libia era el único país en el continente africano con un alto índice del desarrollo humano – según los datos del año 2011 es de 0,755, lo que pone al país al 53ro lugar en el mundo. Este índice, que se calcula partiendo del nivel de vida, alfabetismo y longevidad, es uno de los más autorizados del mundo. Y en este sentido Libia va delante de tales países como México (el 56to lugar), Rusia (el 65to lugar), el Perú (el 63er lugar), Venezuela (el 75to lugar) o Colombia (el 79no lugar). La esperanza de vida al nacer en Libia es de 75,45 años, el alfabetismo de la gente mayor de 15 años es de 95,4%, el PIB per cápita es de unos 14 mil dólares estadounidenses al año (es más alto que, digamos, en Rusia). Por el nivel de mortalidad de la población