La geopolítica del petróleo barato: Page 2 of 2
es el momento en que el mundo debe dar un giro radical. Los gobiernos deberían centrarse en el sector público: reduciendo el uso e impacto del carbono en los edificios del gobierno, colegios, hospitales, etc. Pero deben también conseguir que para los hogares sea económicamente irresistible decantarse por la energía solar, que los servicios públicos construyan parques eólicos y que las empresas produzcan de forma eficiente.
La tercera prioridad no tiene nada que ver con la intuición. Los productores de energía deben unirse para reducir su producción. Esto hará que, en última instancia, los precios del gas y petróleo suban. Pero así es como debería ser. Si queremos neutralizar el carbono, tenemos que hacer que los combustibles fósiles sean tan caros como sea posible.
El exministro venezolano del Petróleo Juan Pablo Pérez Alfonso, gran impulsor de la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC), no estaba interesado en aumentar los precios del gas para recoger beneficios extraordinarios. En cierto modo defensor del medio ambiente, consideraba que el petróleo era “el excremento del diablo”. Vio en la OPEC –y en su capacidad para reducir la producción y subir los precios- una herramienta de conservación.
Ese es precisamente el tipo de sentido común que necesitamos desesperadamente justo ahora, cuando el galón del excremento del diablo es más barato que la leche descremada.