¿A qué juega usted, Presidente Obama?
Si a alguien se le ocurriera demostrar que el mundo cambia siempre para peor, podría apoyarse en el caso de Obama y Bush. Cuando gobernaba este último, uno hubiera pensado que peor era imposible; sin embargo, es superado con creces por el actual calienta asientos de la Casa Blanca que se encuentra en una especie de competencia cuyo ganador va a ser el premio Nobel a la Paz que más guerras promueva durante su mandato. No en vano, los estudiantes de la Universidad de Harvard determinaron que los EE.UU. son el mayor peligro para el mundo, mayor que cualquier organización terrorista. ¡Qué pena que en los EE.UU. no todos estudien en Harvard!
Parecería que los estudiantes de esta afamada universidad no le creyeron al presidente Obama cuando afirmó: “Nuestro objetivo es claro: exterminaremos por completo el Estado Islámico mediante una prolongada estrategia de lucha contra el terrorismo” sino que se informaron nada menos que por boca del vicepresidente Joe Biden, quien les sostuvo que el Estado Islámico no había aparecido por arte de birlibirloque, sino que era una creación de los EE.UU. y sus aliados, que la Casa Blanca, Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes “estaban decididos a acabar con el Assad. ¿Qué hicieron? Enviaron cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas a todo el que quisiera luchar contra Assad. Lo malo fue que las organizaciones que estaban siendo así suministradas eran Al Nusra, Al Qaeda y elementos extremistas yihadistas procedentes de otros lugares del mundo.”
No les mentía Biden porque incluso el diario turco Radikal, basado en cifras oficiales de la ONU sobre comercio internacional de armas Comtrade, denunció que en los últimos meses Turquía suministró 47 toneladas de armas a la oposición siria y que la partida más pequeña de 3,3 toneladas fue enviada en junio y la mayor de 29 toneladas fue enviada en septiembre. También, Teodor Karasik, director del Instituto Ruso de Asuntos Militares del Oriente Próximo, sostuvo que Turquía abastece a la guerrilla con mercenarios, parte de los cuales se entrenan en territorio turco. Recordó que durante los debates en la Asamblea General de la ONU, los EE.UU. acusaron a Turquía de prestar ayuda a la oposición armada siria vinculada con la organización terrorista Al Qaeda, lo que causó gran asombro en Ankara porque antes este tipo de acusaciones sólo las habían hecho las autoridades sirias; así, el Ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Mualem, afirmó que “en Turquía se financia, se arma y se entrenan terroristas de 83 países que perpetran agresión contra nuestro país. Entre ellos se encuentran aquellos que proceden del Cáucaso y Chechenia.”
No se quedó atrás el general Aviv Kochavi, jefe del Directorio de Inteligencia Militar de Israel, quien dijo que Siria “atrae a miles de yihadistas e islamistas radicales que se instalan en el país no solo para derrocar a Bashar el Assad sino también para promover su visión de un Estado islámico.” Añadió: “Delante de nuestros ojos se está formando un centro de yihad global que podría afectar no solo a Siria y a las fronteras de Israel sino también a Jordania y a la península del Sinaí.”
Por si fuera poco, el bien bien informado excongresista estadounidense, Ron Paul, quien participó tres veces en las elecciones presidenciales de su país, declaró que “las armas suministradas al Ejército Libre de Siria terminan en manos de los combatientes del Estado Islámico.” Destacó, además, que esto influye de manera perjudicial a la soberanía y la seguridad de los EE.UU. y pueden afectar la libertad de los norteamericanos.
¿Adonde va a ir a para todo este verdadero embrollo? Según Teodor Karasik “Turquía está perdiendo posiciones y afronta una situación complicada a medida de que el estado de cosas se vuelve en contra de los rebeldes y a favor de Bashar el Assad porque son muy pocos los que confían en la victoria de la oposición.”
Pese a tantas evidencias y contra todo sentido común, las autoridades árabes y turcas exigieron explicaciones a Washington por las declaraciones totalmente verdaderas de Biden, que, en lugar de pararse firme, reculó y se disculpó de inmediato ante el presidente de Turquía por sus comentarios sobre el apoyo de Ankara a los yihadistas de Siria e hizo lo mismo con los países árabes mencionados en su conferencia.
No tuvo que hacerlo con Europa, a la que había ofendido con mayor incuria cuando afirmó que todos los gobiernos de ese continente que suscribieron las sanciones contra Rusia, a pesar de que las mismas afectaban a sus economías, lo hicieron porque los EE.UU. los obligaron, puesto que increíblemente todos ellos guardaron prudente silencio, lo que demuestra que el vasallaje europeo es realmente de escándalo. Es que ya se han acostumbrado al “¡Que se joda la Unión Europea!” de Victoria Nuland.
Sucede que el vasallaje y la pobreza son muy difíciles de ocultar.