Sin bosques no hay futuro
Sólo después que el último árbol sea talado,
Sólo después de que el último río sea envenenado,
Sólo después de que el último pez sea atrapado,
Te darás cuenta de que el dinero no es comestible.
(La profecía de los indios Cree)
Los bosques son los pulmones del planeta. En la práctica cada uno de nosotros ha escuchado esta frase en diferentes contextos. Pero ¿nos ponemos a pensar al caminar por un bosque o un parque, cuál es realmente el papel de los bosques en nuestra vida? En realidad, muchos desde la escuela saben que los árboles absorben el dióxido de carbono y liberan el oxígeno con el que respira el hombre. Podríamos ir más allá y afirmar con confianza que los bosques tienen una gran importancia en la lucha contra el cambio climático, dado que el dióxido de carbono es una de las causas fundamentales del "efecto invernadero", lo que lleva al calentamiento global.
Sin embargo, poca gente sabe que 60 millones de personas en el planeta viven directamente en los bosques, para quienen éstos son al mismo tiempo el hogar, un refugio y un medio de subsistencia. La vida de más de 1,6 miles de millones de personas depende directamente de los bosques. Las zonas forestales y las instalaciones son vitalmente importantes para abastecer la mitad de todas las ciudades importantes del mundo, desde Caracas a Nueva York. En muchos países en desarrollo, el 80 por ciento de la energía consumida en el hogar y la industria, tiene su origen en el bosque. Al mismo tiempo, los bosques siguen desapareciendo con un ritmo alarmante - cerca de 13 millones de hectáreas anuales, lo que equivale a la superficie de tales países como Grecia o Nicaragua. La razón de esto es sólo una - el hombre. Ya se trate de un descuido, de la búsqueda de un beneficio inmediato, o simplemente del deseo de sobrevivir. La deforestación y la degradación forestal tienen muy preocupados a los especialistas del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA (UNEP).
En un documento recientemente publicado por esta organización, bajo el título de "La gente y los bosques", se afirma que la deforestación puede comenzar ... desde nuestros platos, más precisamente a partir desde la carne que utilizamos para comer. Al mismo tiempo que paulatinamente se amplían los territorios utilizados para el cultivo de cereales y de cultivos comerciales tales como el cacao y el café, la mayor amenaza para los bosques es la ganadería y la creciente demanda de productos cárnicos.
Sólo en el curso de los últimos 20 años, la superficie de los territorios utilizados para el pastoreo ha aumentado su tamaño al doble, y podría aumentar otro doble para el año 2050. Por supuesto, el hecho de que la población tenga acceso a los alimentos más saludables es un factor positivo, pero esto tiene también un efecto secundario negativo. De manera que en este momento los pastizales ocupan el 26 por ciento de la superficie terrestre, mientras que los cultivos forrajeros representan aproximadamente la tercera parte de todas las tierras cultivables, y su superficie sigue creciendo constantemente sobre todo debido a la tala de los bosques. La situación más dramática se ha creado alrededor de los bosques húmedos del Amazonas que están ubicados en el territorio de nueve países: Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa. Alrededor del 80 por ciento de la superficie de los bosques en peligro de extinción se talan aquí para el cultivo de la soja y otros cultivos utilizados para la alimentación del ganado.
Así que si la carne estuviera incluida en nuestra dieta por unos días a la semana, entonces la reducción del consumo de este producto podría llegar a ser una forma muy efectiva para proteger el planeta. Si nosotros no quisiéramos hacer esto, entonces acaso ¿no valdría la pena pensar cómo comenzar a utilizar tipos de carne que sean menos perjudiciales para los bosques? Por ejemplo, utilizar la carne de pollo en vez de la carne de res, tomando en consideración que para producir un kilo de carne de res se requieren 7 kg de soja o de maíz, mientras que para el pollo - sólo 2 kilógramos. Al ayudar a conservar el medio ambiente, nos ayudaremos también a nosotros mismos ya que el consumo excesivo de carne roja conduce a problemas de salud tales como la obesidad, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Otro problema son los incendios forestales. En promedio en el mundo anualmente se queman 350 millones de hectáreas de vegetación, es decir aproximadamente el 1 por ciento de todos los macizos forestales del planeta. De año en año en Rusia y en varios países europeos durante el verano, se puede observar una misma situación, el fuego que se propaga rápidamente, bomberos, helicópteros con agua, casas en peligro de incendiarse, y en algunos casos también muertes.
Se debe reconocer que los incendios forestales son parte de un ciclo natural que puede desempeñar un papel positivo para el ecosistema desde el punto de vista de la autorenovación. Los ecosistemas forestales mediterráneos, por ejemplo, se desarrollan gracias a los incendios, ya que para algunos árboles tales como el pino, el calor es necesario para la apertura de las piñas, de donde se expiden las semillas. El alcornoque es capaz de sobrevivir a la mayoría de los incendios debido a su corteza gruesa. En los bosques densos el incendio libera espacio para otros tipos de vegetación.
Un factor inquietante es que el causante de aproximadamente el 90 por ciento de todos los incendios es el hombre. Una hoguera no apagada, una colilla de cigarrillo arrojada o un simple descuido en conjunto con un calor anómalo y la falta de lluvias han llevado a que en el año 2010 en Rusia, según diversas fuentes, se quemaron desde 1,5 hasta 6 millones de hectáreas de bosques. Estos fenómenos no sólo causan daños directos a la ecología, sino traen consigo consecuencias de largo alcance. Por ejemplo, los grandes incendios crean enormes nubes de humo que puede llegar a ser tóxicas, y la aparición de una gran cantidad de dióxido de carbono en la atmósféra influye sobre el cambio climático y aumenta el riesgo de nuevos incendios.
Otro problema típico para los países en desarrollo es el uso de la madera en calidad de fuente de energía para uso doméstico e industrial. Muchas personas ni siquiera se ponen a pensar la importancia que tiene para ellas el bosque, mientras no descubran que no ha quedado rastro de su medio de subsistencia, que fuera utilizado tanto para la construcción la vivienda como también para la preparación de alimentos y para la calefacción.
La tala de los bosques con fines industriales también puede causar daños irreparables en la ecología si se lleva a cabo con imprudencia temeraria o no es controlada por reglas estrictas. El comercio mundial de productos de la industria forestal y de las ramas adyacentes se estima en 330 millones de dólares al año, y es lamentable que las empresas en su mayoría no se ponen a pensar en el hecho de que es necesario compensar los árboles elaborados para que las futuras generaciones tengan algo para respirar.
Una deforestación eventual en el PNUMA se llama aquella situación cuando los árboles se convierten en un obstáculo para extracción de recursos naturales subterráneos. Por ejemplo, en las montañas Apalaches de Norteamérica. la minería del carbón trajo consigo que todos los bosques de las laderas y cimas fueran destruidos. Estas áreas, como regla general, tienden a ser abandonadas por completo después de extinguirse su rentabilidad económica. A veces estas tierras se restauran, pero esto ocurre raramente.
Sobre los bosques tropicales, en los cuales crecen decenas de miles de especies de árboles, se cierne aún otra amenaza: los cazadores de especies valiosas. Algunas variedades como la caoba, elébano, el palo de rosa y el merbau son ampliamente utilizadas para la fabricación de muebles, objetos de arte decorativo e instrumentos musicales y por eso se aprecian en todo el mundo. Sin embargo, para entregar al cliente un árbol de este tipo en su totalidad e intacto, los madereros a veces se ven obligados a destruir hectáreas de bosques. La incorporación de muchas especies valiosas en el Libro Rojo sólo los hacen más caros y lleva a la propagación del comercio ilícito. El costo de un metro cúbico de una especie especial de palo de rosa en Asia, por ejemplo, puede alcanzar los 3 mil euros. Dándose la circunstancia que a nivel estatal el rastreo del desplazamiento es algo sumamente difícil, el árbol podría ser talado en Camerún, elaborado en China, y vendido como un producto terminado, por ejemplo, en forma de una mesa, en Francia. El problema puede parecer insignificante a primera vista, pero según algunas estimaciones, en Europa más del 20 por ciento de la industria de los productos forestales, o sea unos 360 millones de metros cúbicos, es de origen ilegal.
El calentamiento global, contra el cual los árboles están indicados para luchar, en sí mismo tiene un impacto en los bosques, los cuales almacenan enormes cantidades de dióxido de carbono. Algunas de las consecuencias de este fenómeno son positivas - con inviernos más cortos los árboles crecen por más largo tiempo, y con una gran cantidad de dióxido de carbono en el aire crecen más rápido, ya que el CO2 acelera la fotosíntesis. Desde el comienzo del siglo XX la productividad de los bosques en Europa aumentó en un 40 por ciento. Junto con esto, el calentamiento global está haciendo que los bosques sean también más frágiles. Un buen ejemplo es Siberia donde se puede observar el fenómeno de los "bosques borrachos". El aumento de las temperaturas han provocado el derretimiento de las rocas de congelación perpetua, lo que hace que el suelo se haga blando. Esto a su vez llevó a que las raíces de los árboles inmensos comenzaran a retorcerse, inclinando los troncos para lados diferentes. Al ser menos estables debido a los suelos blandos, los bosques de aquí podrían comenzar a caerse de acuerdo con el principio del "castillo de naipes", incluso bajo los embates del viento.
Representan un peligro también las lluvias ácidas, las que causaron un daño irreparable a decenas de millones de hectáreas de bosques en Canadá y Europa. Y aunque ahora este fenómeno se ha vuelto menos propagado, tal amenaza persiste, especialmente en China, donde la industria química está en auge.
Durante las operaciones bélicas las destrucción de macizos de bosques frecuentemente llega a ser un objetivo estratégico importante. El ejemplo más evidente de esto puede ser la guerra entre los EE.UU. y Vietnam, cuando entre el período desde 1962 hasta 1971 sobre el territorio vietnamita se fumigó 80 millones de litros de defoliantes que son productos químicos que causan la caída de las hojas. Como resultado de esto, una quinta parte de los bosques en el sur del país fue destruida, incluyendo el 36 por ciento de 291 mil hectáreas de bosques de manglares.
El daño a los bosques puede llegar a ser un producto secundario de la lucha contra otro mal: las drogas. Por ejemplo, en Colombia sistemáticamente se destruyeron grandes extensiones de selva amazónica porque las autoridades del país utilizaban activamente los herbicidas que quemaban no solamente los cultivos de drogas, sino también los bosques y aún las tierras agrícolas.
De acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la amenaza más seria se cierne sobre los bosques de manglares - su cantidad se ha reducido casi en la cuarta parte desde 1980 hasta 2005 (desde 18,8 hasta 15,2 millones de hectáreas). Los manglares han sido tradicionalmente utilizados para obtener madera, que no se pudre y que es resistente al daño de los insectos. Recientemente, sin embargo, han aparecido también otras amenazas, tales como el desarrollo del turismo, la infraestructura portuaria, la construcción de viviendas, etc.
Sin embargo, hay también tendencias positivas, que indican que la situación está empezando a cambiar en favor de los bosques. El