Fukushima y el futuro de la energía nuclear
Los acontecimientos trágicos que tuvieron lugar en Japón el 11 de marzo de 2011 llevaron a la catástrofe más grande en la esfera nuclear durante los últimos 25 años, planteando cuestión de confianza en la energía atómica en escala mundial. Ya el 4 de abril del año en curso los analistas del banco suizo UBS calificaron el significado del llamado “incidente de Fukushima” así: “Durante la avería fue perdido el control sobre 4 reactores para semanas – eso puso en duda la capacidad de la economía más potente de dominar el átomo”. Según los expertos suizos, “esta avería pone en seria duda la confianza en la energía nuclear en todo el mundo”. La reacción de la comunidad internacional fue negativa: algunos países, sobre todo europeos, expresaron la idea de renunciar a la rama atómica como tal, otros tomaron la decisión de revisar los planes de construir nuevas centrales atómicas, y algunos hasta se pusieron a cerrar sus reactores viejos. ¿Cómo influyó Fukushima en la política nuclear de las principales potencias del mundo y cuál es el futuro de la energía atómica? Para contestar a estas preguntas es necesario estudiar dos tendencias evidentes. La primera es la difícil situación de la energía nuclear eléctrica en todo el mundo. Según los materiales del “Informe sobre el estado mundial de la industria nuclear en 2010-2011”, se puede llegar a la conclusión de que el interés en la construcción nuclear empezó a desvanecer poco a poco antes de los sucesos en la central nuclear de Fukushima. En la esfera energética se prestaba más atención al problema del uso de las fuentes de energía renovables. Así, en EEUU el porcentaje de nuevos objetos de la energía eléctrica a partir de portadores de energía renovables en 2004 no era más que un 2%, pero en 2009 ya era de un 55%. Al mismo tiempo, en dicho período no fue puesta en funcionamiento ninguna central nuclear nueva en el país. En 2010 la cantidad de energía producida en todo el mundo usando centrales eléctricas del viento, centrales bioeléctricas y baterías solares fue de 381GWh, lo que supera la cantidad de la energía mundial total de centrales nucleares antes de la catástrofe de Fukushima (375 GWh). Las inversiones totales en las tecnologías del uso de las fuentes de energía renovables en 2010 fueron de unos 243 mil millones de dólares de EEUU, 151 mil millones de los cuales eran inversiones particulares. Al mismo tiempo, no se hacían inversiones en el sector atómico en absoluto.
Según los datos del 1 de abril de 2011, en el mundo funcionaban 437 reactores nucleares, 7 menos que en 2002. Según los datos del Organismo Internacional de Energía Atómica ( OIEA), hoy día se están construyendo 64 nuevos reactores en 14 países. Para comparar: en el año 1979, que se consideraba el año de la máxima construcción atómica, se construían 233 reactores. En 2008, por primera vez en la historia de la industria nuclear, no fue fundada ni una unidad de generación eléctrica. En 2009 fue iniciada la construcción de dos unidades, en 2010 – de cinco, y en 2011 – de dos más. Al mismo tiempo, en dicho período, fueron parados 11 reactores.
La Asociación Internacional de Energía Nuclear, que es una unión internacional de especialistas en energía atómica, también nota que la energía nuclear va perdiendo posiciones. Según los datos de la estadística, para el 1 de abril de 2011 en la UE funcionaban 143 reactores nucleares, lo que es mucho menos que el máximo histórico de 1989 que contaba con 177 unidades de generación eléctrica. Se nota una tendencia constante de la caída del nivel de la electricidad producida por reactores atómicos. Así, en 2010 el descenso fue de un 1,8%.
Según los datos del año 2010, 16 de los 30 países que usan centrales nucleares conservaron el nivel de la producción de la energía, 9 lo bajaron, y sólo 5 lo aumentaron levemente.
La edad media de una central nuclear es de 26 años. Algunos reactores ya se acercan a sus cuarenta años. 130 unidades de energía eléctrica se acercaron a los 22 años de explotación, y los pronósticos de una serie de expertos sobre la posibilidad de duplicar el plazo de su servicio después de Fukushima suenan de una manera poco convincente, como consecuencia de pérdida de confianza de la comunidad internacional en los criterios existentes de la solidez de reactores. Uno de los efectos posibles de la tragedia japonesa puede ser una revisión brusca de los plazos de explotación segura de reactores civiles. Sirve de ejemplo ilustrativo de todo eso la decisión precipitada de Alemania de parar de usar los reactores construidos hace más de 30 años prácticamente enseguida después de los sucesos de Fukushima. Por tanto, se impone la conclusión de que en el futuro próximo la cantidad de reactores que se cierran va a superar la cantidad de los que se ponen en explotación. Esta tendencia se agrava por el aumento de los presupuestos de grandes proyectos atómicos que existen ahora. En este sentido se puede recordar el proyecto de la construcción de la central nuclear de Bushehr cuyo precio subía sin parar, y de las construcciones actuales la de Olkiluoto en Finlandia. El coste del proyecto AREVA, uno de los principales consorcios nucleares del mundo, creció un 90% durante 4 años de construcción y fue de 5,7 mil millones de euros. Las construcciones nucleares tienen un problema más – la falta de trabajadores calificados. No se trata del cierre de centros de enseñanza o facultades que preparan especialistas en estas esferas, se trata de pérdida de interés de estudiantes en esta esfera del conocimiento. Según los expertos, este problema es característico para todo el mundo industrializado. En el mercado de trabajo se aprecian más especialistas en el sector financiero que físicos nucleares, lo que refleja por completo el nivel de primeros salarios de jóvenes especialistas.
En concepto de la segunda tendencia se puede destacar la creciente necesidad de energía barata tanto en países industrializados como en los subdesarrollados, sin tener en cuenta la situación en Fukushima. En el informe de OIEA, titulado “Estudio de la industria energética mundial”, se pronosticaba el crecimiento del consumo de energía en el mundo para el año 2035 en un 75%. Hay que notar que los países industrializados pueden permitirse invertir grandes recursos financieros en proyectos que usan fuentes de energía renovables para compensar las crecientes demandas del sector industrial dejando de usar, al mismo tiempo, reactores nucleares. En este proceso no influyó ni siquiera la tragedia en la central de Fukushima. Hay que mencionar que después de Fukushima la mayoría de los electores europeos critican la energía atómica, lo que hace cualquier iniciativa en la esfera nuclear en los países de la UE poco prometedora y exige a las autoridades europeas que busquen otras fuentes de energía eléctrica. Como ya se ha dicho antes, Alemania tiene previsto renunciar por completo al uso de centrales nucleares en el futuro. El viceministro de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania, Juergen Becker, declaró: “Hemos tomado la decisión de cerrar 8 centrales eléctricas hasta los finales de este año, los 10 que quedan van a ser parados durante 10 años”. El 30 de junio 2011, en una reunión especial, el bundestag alemán confirmó, con un 85,5% de los votos, la decisión de renunciar a la energía atómica y aprobó una serie de proyectos de leyes destinadas a acelerar el paso al uso de fuentes de energía renovables. La última central nuclear del país, “Neckarwestheim II”, será cerrada a finales del año 2022.
Sin embargo, hay que reconocer que la mayoría de los países europeos no tomaron medidas tan radicales, limitándose sólo a discusiones políticas y declaraciones de realizar los stress tests en sus centrales nucleares. Se puede citar Francia como ejemplo. El primer ministro de este país, Fransois Fillon, habló de la necesidad de revisar 58 reactores activos franceses. En el parlamento del país tuvo lugar una discusión sobre el futuro de la esfera nuclear del país pero en realidad no se ha hecho nada para disminuir su cuota en el sector energético de Francia. La posición de Francia la refleja bien la declaración del presidente del país, Nicolás Sarcosi: “Francia ha hecho su elección a favor de la energía atómica para no depender de suministros de recursos energéticos externos. Vamos a tener en cuenta las lecciones de Fukushima, pero yo sigo siendo un firme partidario del desarrollo del átomo pacífico”. Hay que notar que la posición no se ha cambiado ni siquiera después del reciente accidente en la planta de tratamiento de desechos nucleares, en Marcoule. Para Italia Fukushima se ha hecho la causa de una moratoria de un año para volver a usar la energía nuclear. Sin embargo, a pesar de eso el consorcio italiano, Enel, cree que es muy probable que el país siga desarrollando el átomo pacífico. Se puede destacar también algunos países cuya postura ante el átomo no se ha cambiado nada – son Rusia, EEUU y Gran Bretaña. Todos estos países confirmaron sus planes de construir centrales nucleares “controlando minuciosamente las normas de seguridad y teniendo en cuenta la experiencia de Japón”.
Para los países subdesarrollados, que no tienen posibilidades financieras y tecnológicas tan serias, la energía atómica es la única solución de sus problemas energéticos. Se puede suponer que el aumento de pedidos para la industria nuclear después de Fukushima caerá en los mercados en vías de desarrollo. Según los datos de la OIEA, en el mundo hay más de 60 países que muestran interés en el átomo pacífico. La Agencia espera que para el año 2030 unos 20 países obtengan acceso a sus propios reactores nucleares por primera vez. A diferencia de las fuentes de energía renovables o portadores de energía fósiles, los precios de la energía nuclear siempre son fijos. Las centrales nucleares tienen una ventaja más – es la facilidad de construir unfraestructura en las relaciones entre proveedores y consumidores, lo que también disminuye los precios del uso de la energía atómica.
Se puede citar algunos ejemplos de que después de Fukushima no ha bajado interés en la industria nuclear en los países subdesarrollados. Sobre todo en China. En el territorio del país funcionan unos 11 reactores y está previsto construir 10 más durante los próximos 10 años. Tian Jiashu, el director del centro de seguridad nuclear del ministerio de Medio Ambiente de China, pronunció la siguiente tesis: “Garantizamos alta seguridad de los reactores chinos, por eso China no se negarará a construir nuevas y a usar viejas unidades de generación eléctrica por precauciones sin razones”. Sus palabras apoya Dave Dai, analista de “Daiwa Securities Capital Markets Co.”: “El incidente en la central de Fukushima sin duda provocará temores respecto a la seguridad de las centrales nucleares de China, y China obligará a revisar más detalladamente sus plantas, pero es imposible imaginar que, a largo plazo, China se niegue a la energía nuclear”. India también sigue desarrollando el átomo pacífico. En los próximos años el país planea gastar unos 150 mil millones de dólares para aumentar la cantidad de centrales nucleares de 20 a 40. El presidente de la Comisión de Energía Nuclear de India declara: “Cerca de un 40% de la población de nuestro país no tiene acceso constante a la energía eléctrica por eso no tenemor otro remedio que aumentar nuestra potencia nuclear”. El director ejecutivo de la Corporación del Desarrollo de Energía Nuclear (Nuclear Power Corp.), Sudhinder Thakur, no ve nada crítico en el efecto de Fukushima para India: “La avería en la central nuclear japonesa fue grave y nosotros mantenemos contacto constante con respectivos organismos internacionales pero no hay razón para el pánico y para el cese del desarrollo de nuestra infraestructura nuclear”. Para Brasil también el desarrollo de la energía atómica es vital teniendo en cuenta el aumento de la producción industrial y la natalidad alta. Por eso la primera reacción a la catástrofe fue bastante reservada: el ministro de