Biotecnología cubana, potencial de future
Que una isla pequeña y subdesarrollada como Cuba consiga estar a la cabeza de investigaciones científicas de interés para todo el mundo, no deja de asombrar.
Solo en la lucha contra el cáncer, es amplia la lista de resultados palpables. Según dio a conocer recientemente el doctor en Ciencias Rolando Pérez Rodríguez, del Centro de Inmunología Molecular, durante un seminario internacional sobre el tema, Cuba dispone en la actualidad de 28 productos registrados o en distintas etapas de investigación para el tratamiento del cáncer.
Distintas vacunas terapéuticas, anticuerpos monoclonales, interferones y péptidos, desarrollados en diferentes instituciones científicas del sector de la biotecnología, son hoy una esperanza o un alivio para millones que sufren de esta terrible enfermedad.
Pero los logros cubanos en esta esfera son más amplios. A treinta años de su creación, el más importante centro de biotecnología del país, de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), tiene entre sus resultados contribuciones importantes al diagnóstico, prevención y tratamiento de más de una veintena de enfermedades.
Esta institución desarrolla actualmente más de 50 proyectos de investigación, que incluyen vacunas, proteínas recombinantes para uso terapéutico, péptidos sintéticos, y productos destinados al uso veterinario y a la agricultura.
El producto estrella es el Heberprot-P, que facilita la cicatrización de las úlceras complejas del pie diabético y reduce el riesgo de amputación, y del que se han beneficiado ya alrededor de 49 mil pacientes cubanos y 185 mil en el resto del mundo.
Estas cifras sin dudas van a incrementarse a partir de la incorporación de este preparado a la lista de medicamentos esenciales y vitales de Rusia.Elena Maxinka, jefa del Departamento de Suministro de Medicamentos y copresidenta del Grupo de Trabajo de Salud de la Comisión Intergubernamental Rusia-Cuba para la Colaboración, resaltó recientemente los resultados positivos de pruebas clínicas realizadas con el Heberprot-P y hasta la propia Ministra de Salud Veronika Skvortsova comentó su eficacia durante una conversación televisada con el presidente, Vladímir Putin.
Un medicamento que puede mejorar la vida de los 200 mil rusos que sufren cada año esta enfermedad, al evitar buena parte de las amputaciones y por tanto reducir el índice de invalidez y aumentar la esperanza de vida.
Otros productos cubanos novedosos de la esfera biofarmacéutica han llamado la atención tanto en Rusia como en otros países, entre ellos, HeberNasvac, un medicamento para el tratamiento de la hepatitis B y Proctokinasa, fármaco con efectividad comprobada para tratar las hemorroides. En el campo de la agricultura y veterinaria destacan el rodenticida biológico Biorat o el nematicida HeberNem.
"Cuba es un ejemplo que asombra, por el éxito de sus investigaciones científicas", aseguró recientemente a Sputnik Kirill Kaem, vicepresidente del Cluster Biomédico de Skolkovo. "Me costó trabajo creer que el volumen total de ingresos por productos biofarmacéuticos de Cuba se puede comparar con los de la Federación Rusa", expresó.
Proyectos de investigación cubanos en esta esfera, principalmente referidos a la oncología y a las enfermedades neurodegenerativas, están siendo evaluados por parte de ese fondo estatal, y está previsto que varios de ellos reciban financiamiento para su desarrollo de forma conjunta. Todo parece indicar que irá en aumento la colaboración científica en esta esfera entre Cuba y Rusia.
Las potencialidades de la isla son enormes y no es casualidad. Se trata de una estrategia gubernamental que data de varias décadas, con orígenes en el mismo principio de la revolución. "El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia", dijo Fidel Castro en fecha tan temprana como 1960. Incluso en los años de mayor crisis, la esfera científica ha tenido siempre un apoyo, que se traduce hoy en estos resultados.
Si tanto se ha conseguido hasta ahora, a pesar de limitaciones económicas y el bloqueo norteamericano que restringe el acceso a muchas tecnologías y mercados ¿que será capaz de lograr ese potencial científico en el futuro, el día que se abra más al mundo y que sus esforzados investigadores reciban los salarios que merecen? Tal vez ese día habrá llegado el futuro de hombres de ciencia.