La corrupción acompaña a la mayoría de los miembros de la Cámara Baja, del Senado y del gobierno provisional brasileño después que la oligarquía criolla logró con artimañas sacar a la legítima presidenta Dilma Rousseff.
El dinero mal habido ha salpicado a los hasta hace pocos meses denominados intocables, debido al control y el poder que ejercen en esa inmensa nación sudamericana.