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Libertador para toda la eternidad

Симон Боливар

Simón Bolívar representa para la mayor parte de los países de Latinoamérica no sólo la liberación del pasado colonial, sino también la idea nacionalista que en varios países transcurrió por el largo y complicado camino del desarrollo y la formación. Es importante el hecho de que Simón Bolívar fuera criollo, y que el movimiento de liberación fuera iniciado por descendientes de los españoles. Más tarde se extendió a todo el continente y evolucionó para pasar a la población autóctona. Este proceso se manifestó de forma más clara en Venezuela, en forma de bolivarianismo del siglo XXI, cuyo máximo exponente es Hugo Chávez Frías. Fue esta ideología la que sirvió de base a la cohesión del pueblo venezolano y más tarde de otros países de la región, desencadenando un fenómeno único del siglo XXI que pasará a la historia con el nombre de “movimiento de izquierda”. Evidentemente, los objetivos y las metas de Simón Bolívar no pueden calificarse de socialistas, aunque la historia y los pueblos de muchos países de Latinoamérica optaron precisamente por esa vía. Tras el fallecimiento de Hugo Chávez, los venezolanos reafirmaron su compromiso con el bolivarianismo para el desarrollo del país eligiendo presidente a Nicolás Maduro. El tiempo dirá si este heredero político e ideológico de Hugo Chávez será capaz de seguir el legado de este último.

No obstante, la figura indiscutiblemente más respetada e importante en la historia del continente seguirá siendo Simón Bolívar. El nombre de Simón Bolívar en Venezuela es prácticamente omnipresente: desde la divisa monetaria estatal hasta los edificios de oficinas en el centro de la capital llevan su nombre. En el pico más alto del país (5.000 metros), el pico Bolívar, se erigió un busto del libertador. Unos escaladores que en algún momento conquistaron la cima se propusieron erigir un monumento a su héroe lo más alto posible, y lo consiguieron: este busto es el monumento a Bolívar más alto erigido en una cima montañosa del mundo. Las plazas centrales de todas las ciudades venezolanas, incluidas las más pequeñas, llevan el nombre de Simón Bolívar, y en ellas figura obligatoriamente su monumento. En cada tienda de suvenires se puede encontrar todo tipo de artículos con la imagen del héroe nacional.

Durante sus escasos 47 años de vida, Bolívar se ganó el respeto de los latinoamericanos para siempre. Gracias a su energía y sus esfuerzos, países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia conquistaron su independencia de España en el siglo XIX. Al frente del movimiento de liberación, Simón Bolívar decía: “¡Haré cuanto pueda por la América!” Y logró lo que muchos no podían siquiera imaginar. ¿Quién era este héroe para tantos pueblos en realidad?

Bolívar tuvo una vida difícil desde su infancia. Nació en 1783 en Caracas, en el seno de una familia aristocrática que poseía plantaciones en las que trabajaban cientos de esclavos. En el siglo XVI sus antepasados, procedentes del País Vasco, viajaron de España a Venezuela, que se había convertido en una colonia española. A los 10 años Simón quedó huérfano y su educador, Simón Rodríguez, se convirtió en su tutor. Fue él quien sembró en el futuro héroe Libertador la semilla del odio a la tiranía y le habló de la responsabilidad del Estado sobre la sociedad en su conjunto.

A los 19 años Bolívar se casó. Parecía que le esperaba una vida familiar llena de felicidad, pero su joven esposa falleció al poco tiempo de una fiebre tropical. Tras esta pérdida y un período de formación militar en la Academia de Caracas que no duraría mucho se marchó a Europa para continuar adquiriendo nuevos conocimientos. Al llegar a una Francia en plena revolución, Bolívar vió con sus propios ojos como el general Bonaparte se convertía en el emperador Napoleón I. “¡Para mí él ya no es un héroe, sino un hipócrita tirano!” - decía un todavía joven Bolívar al comprobar cómo podía influir la popularidad de una persona en el estado de una sociedad entera.

Simón Bolívar viajó a Norteamérica, donde estudió el sistema político establecido tras la guerra por la independencia. Allí fue donde consolidó sus principios básicos, tras lo cual Bolívar retornó a Caracas y a la edad de 24  años comenzó a llevarlos a la práctica. “Juro que mi mano no se cansará hasta que se hayan roto las cadenas de la esclavitud española”, - declaró.

Hay que tener en cuenta que, a pesar de su origen aristócrata, Bolívar era criollo, es decir, español nacido en tierra colonial. Y en la Sudamérica de aquella época los criollos, por muy ricos que fueran, no tenían derecho a ocupar puestos en el gobierno ni altos cargos militares. Las autoridades coloniales escogían para estos puestos únicamente a hombres nacidos en España. Aunque esto no impidió que Simón Bolívar dirigiera a los 27 años la mayor protesta organizada en las colonias sudamericanas en 1810. Era uno de los pocos que conocían el arte militar y gozaba de gran autoridad. Tras los primeros tres años de la guerra, cuando la balanza se inclinó a su favor, su destacamento entró triunfante en Caracas. Debido a su popularidad entre el pueblo y los círculos de la aristocracia criolla, Bolívar recibió el título de “El Libertador” de Venezuela y dirigió la Segunda República de Venezuela. Sin embargo, las victorias dieron paso a posteriores derrotas y el líder se vio obligado a buscar asilo en Jamaica. Desde allí publicó una carta abierta que se convirtió en el documento oficial de la guerra de las colonias españolas por su independencia, así como una especie de borrador de las constituciones modernas de una serie de países latinoamericanos. En la “Carta desde Jamaica” hablaba de los enormes cambios que se producirían en América tras la expulsión de los españoles: la formación de repúblicas latinoamericanas, la unión de Nueva Granada con Venezuela en la República de Colombia y la construcción del Canal de Panamá. Bolívar llamó a la unión. Su idea era conformar un Sur de Estados Unidos.

Tras la derrota definitiva de las fuerzas españolas en Sudamérica el Congreso del Perú nombró a Bolívar dictador con ilimitado poder militar y civil. El general era tan popular entre la población que en 1825 la República llamada Alto Perú pasó a llamarse República de Bolivia. Uno de los admiradores de Simón, también legendario revolucionario, el conocido escritor y poeta cubano José Martí, escribía sobre él: “Vivió como entre llamas, y lo era”. El fuego de Bolívar, como vemos, sigue dando calor hoy en día.

Por desgracia, los grandiosos planes del Libertador de América no se cumplieron debido a intrigas en la política interna. El Congreso de Panamá, formado en 1826 por iniciativa del propio Bolívar, no aprobó la idea de la unificación. A pesar de sus 15 años de servicio y sus heroicas 472 batallas, sus compañeros acusaron a Simón Bolívar de querer implantar una dictadura. Esto socavó sus fuerzas. Renunció a su cargo y planeaba autoexiliarse a Europa, pero una repentina enfermedad no le permitió abandonar su Patria, en una mejoría en su salud, viaja a Cartagena de Indias, donde muere en 1830.

Tras la muerte del general, su culto alcanzó un tamaño desmesurado. Incluso algunos bromean diciendo que los latinoamericanos sufren de una rara enfermedad llamada “bolivaromanía”. A su personalidad se han dedicado cientos de obras históricas y creaciones artísticas. Sobre ningún héroe latinoamericano se ha escrito tanto. El único revolucionario comparable a él sería quizás Che Guevara.

Todos los presidentes posteriores se han declarado admiradores de Bolívar e incluso han utilizado las opiniones políticas de este para justificar sus políticas. El líder venezolano Hugo Chávez fue incluso más allá: durante las asambleas del consejo de ministros, siempre deja un asiento vacío por si Bolívar participa en la asamblea. Y, sin duda, la popularidad de Chávez como líder en muchos países latinoamericanos se debe en gran medida a la personalidad del primer presidente de Venezuela. La persona de Simón Bolívar ocupa un lugar especial en su actividad pública. Tras su llegada al poder en 1999 Chávez insistió en que el parlamento cambiara el nombre del país por República Bolivariana de Venezuela.

El culto a Bolívar y a sus ideas está muy extendido en el mundo. Evidentemente, a esto contribuye la actividad en política exterior de los políticos venezolanos iniciada por Hugo Chávez. La cultura “Bolivariana” también tiene un lugar en la capital de Rusia. En 2007 se inauguró en Moscú el Centro Cultural Simón Bolívar. En él se celebran eventos con la participación de representantes de distintos estados latinoamericanos, exposiciones, conciertos, lecturas. Se llevan a cabo programas que permiten configurar una idea de los pueblos latinoamericanos basada en el pensamiento bolivariano.

En la actualidad es difícil pensar en una Venezuela contemporánea que no honre al héroe nacional. Pero nadie duda que Latinoamérica es un mundo especial distinto del resto, en el que se mezclan las culturas de distintos pueblos y grupos étnicos. Muchos pensadores, incluidos los occidentales que han expresado sus ideas sobre la identidad como civilización de los países latinoamericanos, las más de las veces repetían e interpretaban las ideas manifestadas primero por Simón Bolívar, por las que él lucho durante tantos años. Así que el espíritu bolivariano no vivirá un solo siglo en el imaginario de los líderes latinoamericanos, seguirá inspirando a estos pueblos amantes de la libertad.