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Estados Unidos planea una guerra a gran escala

Las condiciones previas para el surgimiento de una crisis política en Venezuela aparecieron hace varios años como resultado del colapso de su sistema económico. La fase aguda de confrontación inició en enero, cuando el actual presidente del País, Nicolás Maduro, se negó a cumplir con las demandas de la oposición (que ostenta una mayoría en la Asamblea Nacional), acerca de su renuncia, y se dirigió a un segundo mandato presidencial. El Jefe de Estado anunció su intención de continuar cumpliendo con sus deberes hasta 2025. Luego de la inauguración del nuevo período presidencial de Nicolás Maduro, el líder opositor de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, se proclamó presidente interino e inició la conformación de un centro de poder paralelo.

PARTES EN CONFLICTO

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El suceso resonó más allá de las fronteras de Venezuela y conllevó a la intervención de varios países en el conflicto. La intervención en el conflicto por parte del Consejo de Seguridad de la ONU en enero de 2019 solo agravó la situación y polarizó al ente de política global. El reconocimiento del actual presidente Nicolás Maduro como legítimo jefe de estado fue anunciado por las autoridades de la Federación Rusa, la República Popular de China, Bolivia, Cuba, México, Turquía, Irán y varios otros países. El apoyo del nuevo jefe del centro de poder alternativo, Juan Guaidó, fue expresado por Estados Unidos, la UE, Israel, Australia y la mayoría de los países latinoamericanos. Varios países tomaron parte activa en el conflicto.

Estados Unidos

A juzgar por las declaraciones y acciones de los Estados Unidos, este país desde el principio influyó en la conformación del movimiento de oposición en Venezuela y brindó asistencia diversa a Guaidó. Además del reconocimiento oficial del centro de poder paralelo, la administración de D. Trump creó una amplia coalición internacional para derrocar a N. Maduro y declaró que estaba considerando varias opciones para resolver el conflicto. Además, Estados Unidos comenzó a reconocer a los funcionarios nombrados por Guaidó. Al final de la primera semana desde el inicio de la confrontación, el asesor de Trump, J. Bolton, anunció el inicio de la aplicación de sanciones contra N. Maduro y sus partidarios. Estados Unidos ya impuso restricciones a las actividades de la compañía petrolera estatal del país, PDVSA y otras entidades legales que trabajan en la industria petrolera de Venezuela. Los representantes de la administración de D. Trump han declarado en repetidas oportunidades la preparación de una invasión militar en caso de uso de la fuerza militar contra la oposición. Además, los representantes de Guaidó tuvieron acceso a varios bienes de propiedad diplomática venezolana en los Estados Unidos. Los diplomáticos que representan al gobierno actual bajo el liderazgo de N. Maduro en las reuniones de la ONU también están bajo presión (bloqueo de cuentas, restricciones a la movilidad dentro de Nueva York, etc.)

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La participación activa de los Estados Unidos en el conflicto venezolano se debe principalmente a cuestiones de seguridad. Venezuela se encuentra cerca de sus fronteras y, en el caso de construir una base militar de la Federación Rusa o la República Popular de China, Venezuela puede representar una amenaza para los intereses de Estados Unidos en la región. Entre otras razones, los expertos también se refieren al problema del tráfico de drogas por la que atraviesa el territorio de la República Bolivariana y al aumento del flujo de migrantes debido a la crisis económica en los últimos años. J. Bolton insinuó repetidamente los preparativos para la invasión militar estadounidense de Venezuela si N. Maduro se negaba a cumplir con las demandas de la oposición. También se conoce que las causas de los apagones en todo el país y la interrupción en el funcionamiento de su única central hidroeléctrica se atribuyeron a ataques de piratas informáticos, organizados por estructuras controladas por los Estados Unidos.

Colombia

Colombia tomó parte activa en la crisis política en Venezuela del lado de los Estados Unidos. Entre las principales razones para la intervención se encuentran el descontento con el creciente flujo de refugiados venezolanos y las disputas territoriales. Colombia declaró abiertamente su posible participación en la operación militar contra el gobierno de N. Maduro para devolver a los venezolanos "democracia y libertad". Al otro lado de la frontera de este país, se intentó mover la ayuda humanitaria en marzo de este año. En este momento, están suspendidas las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela.

Rusia

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El principal aliado de N. Maduro en este momento sigue siendo la Federación Rusa. También es uno de los mayores inversionistas en la economía venezolana. Además del apoyo económico activo, Rusia también proporciona el suministro de sistemas de armas a la República Bolivariana, y es socio en proyectos de petróleo y gas. En enero de este año, hubo informes en la red de que varios cientos de paramilitares de PMC Wagner (contratista militar rusa) fueron enviados a Venezuela para apoyar a N. Maduro, pero los representantes oficiales del gobierno ruso negaron esta información. A finales de marzo, unos cien militares rusos llegaron al territorio del país, así como 35 toneladas de carga militar. Según declaraciones oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores, la presencia de personal militar y soldados de la Federación de Rusia se asoció con el servicio del equipo militar suministrado en virtud de contratos anteriores. Además, Rusia apoya activamente a N. Maduro en la ONU, bloquea las resoluciones del Consejo de Seguridad dirigidas contra el actual gobierno de Venezuela e insta activamente a no intervenir en el estallido de la crisis política.

La alineación de fuerzas y los posibles escenarios.

El análisis de los eventos del primer semestre de este año nos permite predecir que la intervención militar de los Estados Unidos en Venezuela es inevitable. En este momento, el derrocamiento político de N. Maduro está de hecho suspendido: Guaidó nunca pudo reclutar el apoyo de los militares y establecer su autoridad sobre el país. La intervención a gran escala de los Estados Unidos se retrasa por la posibilidad de una guerra civil y la posibilidad de un conflicto a largo plazo. Algunos políticos han hecho comparaciones directas con las guerras en Vietnam y Afganistán.

Rusia juega un papel preponderante en la defensa de N. Maduro ante los Estados Unidos en este conflicto. Como se conoce, los sistemas de misiles S-300 están en servicio de combate en Venezuela, lo que en sí mismo es un elemento disuasivo. Después de todo, la estrategia y táctica estadounidenses de las operaciones de combate presuponen el uso activo de la aviación y el bombardeo de objetivos terrestres en las etapas iniciales de la invasión. Las operaciones en tierra comienzan después de la destrucción de la infraestructura militar del enemigo. En el caso de que en el inicio de la intervención, el sistema de defensa aérea venezolana pueda causar un daño significativo a las fuerzas aéreas de los EE. UU., esto aumentaría el precio de la invasión. Otro factor disuasivo es que N. Maduro todavía está en control de las fuerzas militares. Las fuerzas armadas del país se mantuvieron leales al actual presidente, lo que aumenta la probabilidad de retrasar el conflicto. Recordemos que el ejército de Venezuela tiene 63 mil soldados, y unos 220 mil soldados sirven en la policía nacional, que también podrían incorporarse al conflicto. Además del S-300, los sistemas Buk-2ME, Thor y Pechora también están en servicio de combate. Los misiles antiaéreos Igla y varios cientos de misiles móviles antiaéreos también pueden traer muchos problemas a la aviación invasora. Es por esto que EE. UU. aún está tratando de resolver el problema al influir en la economía y la política interna de Venezuela.

En el caso de que se decida una invasión militar, se espera que las fuerzas terrestres de los Estados Unidos realicen una operación conjunta con los ejércitos de Colombia y Brasil. Esta circunstancia aumentaría aún más los riesgos en la propagación de conflictos en la región y el crecimiento de la inestabilidad. En el caso de un quiebre de la resistencia del ejército venezolano, produciría el problema de la guerra de guerrillas, caos en el suministro de ayuda humanitaria hacia el país con una economía arruinada, necesidad de inversiones multimillonarias en infraestructura y la presión política de los aliados más cercanos al gobierno de N. Maduro, Rusia, China y Cuba.

¿Qué esperar en un futuro previsible?

Los expertos llaman la atención sobre el hecho de que, debido a las elecciones presidenciales del próximo año, los Estados Unidos evitarán conflictos con un nivel inaceptable de pérdidas y dirigirán todos los esfuerzos para aumentar la tensión interna en el país. Sin embargo, si N. Maduro permanece en el cargo, es inevitable una guerra a gran escala en la región. El resultado de las hostilidades podría ser un aumento en el flujo de refugiados y una catástrofe humanitaria en la parte norte del continente sudamericano.